
¿Te sientes abrumada por todos estos productos cuando vas a una tienda? Mascarillas, cremas hidratantes, ampollas, serums… ¿Deberías usar todas estas cosas o elegir sólo una? Cada uno de estos productos tiene un propósito y unas propiedades diferentes. Sigue leyendo para aprender cómo escoger los cosméticos más adecuados para ti.
El cuidado del rostro es algo complejo. Para no verlo como una obligación y simplemente disfrutar de cuidar de la piel, debes aprender más sobre las herramientas que te ayudarán en tu rutina diaria de cuidado de la piel.
Tipos de cosméticos para el cuidado facial
En lo que respecta al cuidado facial, seguro que solías tener una crema hidratante y quizás hacerte alguna mascarilla casera. A día de hoy la oferta es muchísimo mayor: aparte de las cremas habituales (de día y de noche) y las mascarillas (tradicionales, de celulosa, peel-off), también hay sérums, ampollas, esencias, aceites, etc.
¿Cuáles de estos productos de cuidado facial tienes que usar para cuidar tu piel de la forma correcta? Viendo las diferencias entre las cremas, mascarillas, sérums y ampollas, podrás escoger lo que más te convenga.
¿Qué cosméticos elegir?
1. Crema facial
Este producto de cuidado facial es el más popular y el más vendido. Nos gusta usarla tanto por la mañana como por la noche. Hay diferentes tipos de cremas, con diferentes beneficios (hidratante, antiedad, iluminadora). Su consistencia y composición en ingredientes activos también difiere, pero ¿qué tienen las cremas en común?
Todas las cremas faciales trabajan en la superficie de la piel, generalmente no penetran a capas profundas de la piel y no tienen un efecto potente antiedad, reparador o acondicionador. Las cremas, por otro lado, forman una capa oclusiva protectora en la superficie de la piel para mantener la hidratación y asegurar la protección de p.ej. el efecto dañino de la radiación ultravioleta (si la crema contiene aceites o SPF). Por esta razón, deberías aplicar una crema tras el sérum y así evitar que sus ingredientes escapen.
2. Mascarilla facial
Una mascarilla facial tiene un efecto más potente y se usa solamente una o dos veces a la semana, tanto si se trata de un producto comprado como hecho en casa. ¿Qué diferencia hay entre las cremas y las mascarillas? Los ingredientes de las mascarillas faciales sí que penetran a capas profundas de la piel y hacen un efecto más intensivo por lo que un sólo uso de una buena mascarilla puede darte más beneficios que la aplicación regular de una crema. La forma de usar las mascarillas también es diferente, se aclaran, se retiran o se despegan de la piel.
3. Sérum facial
El sérum es el incuestionable ganador de entre todos los productos de cuidado de la piel. Su popularidad crece, y es apreciado por su efecto tan inusual como acondicionador de la piel. Puedes usar un sérum tengas el tipo de piel que tengas, pero recuerda que cada tipo de sérum resuelve un problema diferente de la piel. Los sérums de vitamina C ayudan a eliminar las manchas, los sérums de retinol rejuvenecen y los sérums de ácido hialurónico aportan el máximo nivel de hidratación.
¿Por qué merece la pena usar un sérum facial?
- El sérum tiene la concentración más alta de ingredientes por lo que cada gota de sérum tiene más nutrientes que una porción de crema o mascarilla.
- Está compuesto por los ingredientes de la más alta calidad que se combinan para llegar con precisión al origen del problema y resolverlo.
Debes recordar usar el sérum facial antes de la crema o el aceite porque sus ingredientes alcanzan capas más profundas de la piel pero no dejan una capa protectora sobre la superficie por lo que necesitarás una protección extra.
4. Ampollas faciales
Las ampollas son una categoría diferente; se usan muy de vez en cuando y se suele decir que no son aptas para el uso doméstico. La verdad es que todas podemos usar ampollas porque son como un sérum metido en pequeños viales y destinado a resolver problemas específicos. Están hechas de forma que combaten de forma eficaz las mayores imperfecciones de la piel como por ejemplo las arañas vasculares, las arrugas o la hiperpigmentación. Son capaces de rejuvenecer y revitalizar siempre que las adaptemos a las necesidades de nuestra piel.